miscelanea

Y sin embargo Te Quiero

Escenografía y Exposición de dibujos

Interpretada por Ángeles Martín y Ajendra Torray

Obra de Miguel Murillo

Dirigida por Antonio Corencia

Vestuario de Maite Álvarez

Producida por Justo Alonso

La luz escondida

“Y sin embargo te quiero” se desarrolla en “la casa grande”, un espacio sin tiempo, una casa rica en una provincia y una época pobres. Por lo tanto el enfoque debía ser intemporal, con mezcla de elementos radicalmente contemporáneos y otros antiguos, sugerir más que decir, recrear un ambiente de nuestro pasado con un lenguaje actual.

La parte principal es una gran cortina al fondo, alta – como los techos de estas casas – y frágil como el cristal, que refleja la luz que recibe creando sensaciones muy distintas según el color, blanco de boda, plata y oro en las celebraciones, rojo sangre, negro para el luto...esta inmensa celosía puede moverse y producir un leve sonido de agua en la fuente o de hojas en el jardín.

La pajarera era un “juguete “ común en los patios del sur. Simboliza la “cárcel” ideológica que no dejó desarrollarse plenamente a estas dos mujeres víctimas de la guerra y el machismo.

La mecedora dorada es como un pequeño trono para la señorita de la casa, esta desvencijada, como todo...

La mesa-altar es donde el protocolo está más marcado, los que sirven y los que son servidos , la comida es todo un despliegue de rituales y normas. Es esa misma mesa de despacho desde donde el señor de la casa y las fincas manda y pone orden. La luz, símbolo de inteligencia y sabiduría no ilumina la vida de estos personajes, sino que se oculta, se esconde debajo de la mesa como si fuera un gran joyero de plata.

Por último, el suelo de mármol tiene una mancha roja, de luz, espectral, protagonista en el fondo de toda esta historia, que ya deberíamos borrar.

Lourdes Murillo