Miscelanea

14 cosas

Glosas a  una COSA, f. Todo lo que tiene entidad. Lourdes Murillo

 


INTRODUCCIÓN

Las cajas con sus cosas son un registro guardado celosamente, un documento que existe en algún lugar de nuestro cerebro. Son 14 recursos que muestran un pretérito, que nos remiten a ciertas emociones y nos hacen comprender mejor ese pasado.

Como si de unos fotogramas se tratara, Lourdes Murillo nos presenta una narración que tiene un relato y nos cuenta una historia. Narrar, relatar e historiar confluyen en este proyecto y ninguno de los verbos son sinónimos. Lo que vemos hoy es una TRAMA con 14 secuencias que rememoran un pasado que vuelven a tener carta de naturaleza al exponerlos públicamente.

En el arte se recurre, con frecuencia, a la apropiación de los objetos para establecer un discurso o un proceso creativo. Así se crea una narración con hilo conductor, el de la memoria. Y dentro de esta narración se rehace un relato que tiene por finalidad reconstruir con veracidad lo que se quiere historiar. Sin embargo, existe otra derivada en este proceso: deslizarse entre dos contextos dispares para liberar una ficción; ficción que no es más que otra realidad. Como Miguel de Cervantes en El Quijote, Lourdes Murillo nos recita algo que le sucede y nos sucede, mezclando tiempos y espacios, haciéndonos mover entre el pasado, el presente y el futuro.

Y, así, las cajas de Lourdes Murillo hemos de entenderlas como una gran metáfora de su historia; una trama que abre y nos descubre un mundo íntimo, el suyo y del que los espectadores, quienes nos vemos, en cierto sentido, plasmados.

 

1) EL BASTIDOR nos conduce a la costura y al bordado, a labores que se relacionan con la vida misma que nos transporta a un tiempo y a un espacio de mujeres, a los cimientos de la feminidad, y cuando digo cimientos, digo casa, digo, madre. Pero también nos traslada a la vertiente artística y creativa de las mujeres.

 

 

2) EL BOTÓN DE ORO - o no- memoriza historias, momentos que documentan hechos y desarrollos personales. Pero, los parámetros han cambiado. Hoy, en una sociedad consumista, se nos ha olvidado el valor que pueden tener los botones. Frente a la simplicidad que la moda nos impone en estos objetos al hacerlo de plásticos y lisos, en el pasado fueron verdaderas obras de arte, miniaturas que reflejan y expresan belleza y humanidad en un trabajo artesanal; trabajos que resumen perfectamente la esencia del arte. Se pasa del plano de lo útil al plano de los artístico donde la sujeción es el hilo conductor que los fija: uno en la tela y otro en la memoria.

 

3) LAS COPAS sirven para aquilatar los cuerpos que arraigan en una extensión fluida, como lo es el vino, y situarnos en un tiempo y en un proceso, estableciendo un nexo entre las formas y el vacío. Una dualidad que refleja a la vez movimiento y calma, materia y vano, silencio y bullicio. El cristal tallado como las acuarelas requieren una gran dosis de intuición, y los dos son extremadamente frágiles y traslúcidos. Si se quiebra o se desdibuja todos se descompone y, en este caso, los recuerdos se disipan. 



4) EL ALMA DE SEDA representa en las Cajas de Lourdes Murillo el testimonio más aproximado de las habilidades y de la creatividad. Y concuerda con el gramático Gaius Julius Solinus, quien escribía en siglo III cómo la seda era un tejido no sólo para lucir, sino para vestir tanto al cuerpo como al alma por tener un hilado de gran calidad.

 

5) EL SALERO no es más que una caja de especias o una caja de condimentos, una caja que contiene algo que nos ha acompañado durante siglos y ha hecho que sobrevivamos. Algo a lo que hoy no se da la importancia debida. Marco Tulio Cicerón hablaba de la sal como metáfora de la elocuencia y el ingenio al tachar algunos discursos de insípidos. Elocuencia que en la actualidad no tiene valor y por ello casi nadie quiere apropiarse de ella. Sin embargo, el mundo antiguo hablaba de la sal como el mineral halita, del griego halos «sal, mar» e ite, derivado «lithos», piedra, que se concebía como la luz de heno, como símbolo de la amistad, como promesa de comer juntos, de ser fieles entre amigos, como el salero entre la jarra de cristal y la vinajera; un salero coronado por un gorrión, o lo que es lo mismo otra vez: la amistad, la cooperación y familia.

6) LA ROMANA examina la gravedad y peso de las cosas y la vez, representa el sentido del equilibrio de cuerpos, el sentido de la exactitud, el símbolo que escenifica el disfrute de un Paraíso en el antiguo Egipto o la alegoría de justicia grecorromana. Conceptos, todos ellos, que han ha quedado en desuso en la sociedad actual, así como su sinónimo, la balanza, de donde proviene el verbo, también olvidado de balançar, utilizado en el siglo XVI con sentido metafórico, aplicado a las pasiones del ánimo que no deben influir en nuestro comportamiento.

7) LA LUZ DE OTOÑO tiene en la obra de Lourdes Murillo un aroma de luces cambiantes y vaporosas y de atmósferas melancólicas. Anuncia un tiempo de introspección en el que los recuerdos parecen avivarse, a la vez que se van desdibujando como el lubricán crepuscular.

8) REFLEJO En la superficie de un cristal las imágenes se reflejan en un acto de devolución. El reflejo no es más que un prototipo de la realidad que es inmaterial, pero que lo provee de una irrealidad constitutiva. Es como el revés de la vida, una imagen verdadera invertida. Este pensamiento de Jorge Luis Borges lo recoge Lourdes Murillo y lo representa como si fuese una «puerta» a esa otra dimensión en donde se proyectan imágenes ya pasadas y relacionadas con la felicidad, como un paso intermedio entre un mundo visible y otro invisible. 



9) INTERIOR Los armarios son el inconsciente de las casas, en él se guardan las huellas de lo que somos y de quiénes somos. Allí están nuestro pasado, las certezas y los secretos. Es para Lourdes Murillo el lugar donde se custodian las herencias, un universo privado y habitado por el recuerdo, el deseo y los saldos que van quedando de nosotros mismos.

10) LA CAMA, juntamente con el armario, son hilos conductores de la imaginación y pertenecen a ese ámbito íntimo, intus en latín, que significa interior. En este caso, la cama es el espacio más privado donde encontramos el descanso y la paz. Allí nacemos, soñamos, queremos y morimos generalmente. En consecuencia, es algo más que un simple mueble, es todo un espacio que se va llenando de vivencias que al pasar de un dueño a otro se borran para empezar de nuevo.

 

11) CAJITA que sirve a Lourdes Murillo para narrar una historia dentro de otra; cajita que en sí misma es historia y ampara retazos de vida y tiempos de un pasado que van recomponiendo aquella realidad; una realidad en la que se reconoce y simboliza lo que le une con su origen, evocando con las alhajas atesoradas, paradójicamente, en una caja de cartón ajada, en una caja de cartón vencido, todas las vivencias.

12) EL RELOJ DE ORO marca el ritmo y el transcurrir de la vida, el paso del tiempo y, sobre todo el relevo, el reemplazo de una generación. Representa un nexo que le une a sus orígenes, reconociéndose en ellos. El reloj es una especie de código social, de pertenencia e identificación que pasa de padres a hijos y ha de velar por su custodia. 

 


13) 283 LETRAS PARA UNA DESPEDIDA: los números y las letras, otros códigos, que conducen, en este caso a la melancolía; a una añoranza representada en un ábaco exquisitamente creado con las materias más selectas: papel japonés, lino, seda y ámbar. Los historiadores han investigado la procedencia de tal instrumento, llegando a la conclusión de contar como el primer ingenio de cálculo. Pero, para Lourdes Murillo, estas 283 letras son algo más. Son sinónimo de aprendizaje, de comprensión, de clasificación, de ordenación… Y, en el sentido freudiano, el ábaco evoca historias que quieren vivirse de nuevo, historias pasadas que se quieren compartir.

14) LA CENIZA: la guerra es el dominio de la vida o de la muerte, el de la resistencia o la pérdida, el del culpable o el inocente. Y Guerrita, el torero, quien, una vez iniciada la batalla, se debate en esa dualidad. Un matador que no quiso pasar de siglo por querer ser un torero antiguo; un matador que no era desafiante; un matador que murió en la guerra civil sin estar en el frente. Un matador que reconoce su fragilidad y su mortalidad en la ceniza que le cae en la chaqueta. 


14 COSAS, 14 ESTACIONES, 14 SECUENCIAS QUE NARRAN, RELATAN E HISTORIAN TODA UNA VIDA EN LA QUE SE TRANSFORMAN LO MATERIALES ORDINARIOS EN ALGO NUEVO, IMAGINANDO NUEVAS POSIBILIDADES Y CAMBIANDO LA FORMA DE VER EL MUNDO QUE NOS RODEA.


Javier Cano